
EN EL CENTRO
Cada quien con su perro o con su gato
sus dos llaves y con su cerradura,
bramando libertad o autocensura
brincando desde el sexo al celibato.
Cada quien, indiscreto o con recato
mostrando su acritud o su dulzura,
con brutal grosería o con ternura
pensando con el peine o su zapato.
Cada quien con su esposa o con su amante
asumiéndose sabio o ignorante
yendo de la cordura a su manía.
sus dos llaves y con su cerradura,
bramando libertad o autocensura
brincando desde el sexo al celibato.
Cada quien, indiscreto o con recato
mostrando su acritud o su dulzura,
con brutal grosería o con ternura
pensando con el peine o su zapato.
Cada quien con su esposa o con su amante
asumiéndose sabio o ignorante
yendo de la cordura a su manía.
En el centro preciso, equidistante
cual divina trilogía del Dante
descansa el equilibrio y su armonía
DAVID RODRIGUEZ
3 comentarios:
David querido, muchas gracias por estar en este lugar que tanto nos da
para estar entre el temor y el valor de escribir una poesía como tú lo haces.
Un abrazo como siempre.
Stefania
¡Qué bello soneto David! Es un placer leerlo, amigo. Saludos Poeta.
De gusto leerte, amigo. Abrazo.
Pichy
Publicar un comentario