No me mires así, como si fuera
tu mirada el abismo del enojo,
el sístole fatal, tenaz cerrojo,
engañoso clamor de ave agorera.
Tu dulzura se torna tan austera
que presiento lo inútil de mi arrojo,
me retiro, me humillo, me acongojo
mientras la indiferencia es tu bandera.
Me debato, infelíz, en la locura,
víctima soy de una falaz conjura:
navego entre Caribdis y entre Escila.
¡Ah, pero si me ves con tal ternura,
se disipa de mi alma la negrura
y el sol vuelve a brillar en tu pupila!
POETA
MARIA ELENA ESPINOSA M.
3 comentarios:
Es un honor poeta, tengo el placer de leerte y vivirte en tus letras, una vez más gracias por este regalo de estar entre nosotros en este Camino Literario tan ancho en arte y afecto. Afectuosamente.
Stefania
De sumo placer la lectura de este soneto, amiga. Beso. Pichy
hermoso poema
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